El artículo, escrito por Avnish Gungadurdoss, socio gerente de Instiglio, destaca el crecimiento y la eficacia de los bonos de impacto a nivel mundial, con más de 200 transacciones registradas y 19 en países de bajos y medianos ingresos. Sin embargo, a pesar de su éxito, los gobiernos han tardado en adoptar estos instrumentos a mayor escala. El autor enfatiza que los bonos de impacto y el financiamiento basado en resultados (RBF, por sus siglas en inglés) consisten en implementar prácticas de gestión de entrega simples y sensatas. Estas prácticas incluyen establecer objetivos claros, empoderar al personal de primera línea, medir el progreso, recompensar el desempeño y repetir estos pasos. La necesidad urgente de avanzar en el tratamiento de problemas críticos como la desigualdad y el cambio climático exige un cambio hacia la ejecución de programas centrados en los ciudadanos.
El artículo argumenta que fortalecer la gobernanza de la entrega es crucial para lograr resultados exitosos. La rendición de cuentas en la entrega se identifica como una condición previa clave, ya que los ciudadanos necesitan información y mecanismos para responsabilizar a los gobiernos por los objetivos de entrega. Se cita el ejemplo de Ruanda, donde inversiones significativas en la gobernanza de la entrega, incluidos informes transparentes y contratos de desempeño, han dado como resultado un mejor desempeño y resultados de la entrega en áreas como la cobertura universal de salud.
Para priorizar e invertir en sistemas de gobernanza más sólidos, es necesaria la colaboración entre los campos de gobernanza y prestación de servicios. Esto implica aumentar la transparencia en torno a los objetivos de entrega y el desempeño, fortalecer las instituciones independientes para realizar auditorías de calidad e introducir incentivos de desempeño dentro de las agencias gubernamentales. Al incentivar a los gobiernos a buscar un mayor impacto y aprovechar herramientas como bonos de impacto y RBF, los sistemas de gobernanza de entrega pueden dirigir recursos hacia sistemas de entrega que funcionen bien y produzcan resultados tangibles.
El artículo concluye destacando tres inversiones clave requeridas para fortalecer la gobernanza de la entrega: aumentar la transparencia, fortalecer las instituciones independientes para auditorías de calidad e impulsar incentivos intragubernamentales a través de subvenciones basadas en el desempeño. Cada país necesita una hoja de ruta personalizada para lograr una gobernanza de entrega sólida, y priorizar estos sistemas beneficiará a los donantes, los ciudadanos y los campeones del gobierno al promover la entrega de servicios efectiva.
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